Nada en esta vida te encadena, limita o libera más que tu propia mente. Dentro de ella puedes imaginar quien quieres ser, vivirlo y experimentar tu mejor fantasía, igualmente tu peor temor y decadencia. Cuando entendamos que es una herramienta para probar escenarios posibles y usarla a nuestro benéfico, dejaremos de sabotearnos aún ahí dentro.