Estas virtudes, arraigadas en la filosofía estoica, constituyen un marco integral para el desarrollo moral y la excelencia personal.
Estas están intrínsecamente interconectadas, forman la base de la ética estoica y proporcionan un marco sólido para vivir una vida virtuosa y plena. Al cultivar estas virtudes en nuestro ser interior, podemos alcanzar un estado de paz, equilibrio y excelencia moral que nos permite afrontar los desafíos de la vida con fortaleza y sabiduría.
Y así tener una práctica de running plena y virtuosa.